Nota de opinión
Lic. Lysiak Emiliano
En los últimos años se ve como muchos productores Misioneros están abandonan
el cultivo de té, lo arriendan o directamente lo arrancan asumiendo costos
importantes en búsqueda de un mayor ingreso, quizás de la mano de la yerba
mate. Las protestas por el precio son cada vez menores en parte por una cierta
desazón con el cultivo y entusiasmo que genera el precio de la yerba que en
ocasiones financia la eliminación del té. Pero esta cara de la moneda tiene
otra que se puede ver como positiva que es la llegada de inversiones externar
que adquieren grandes empresas como el caso de Finlays o la empresa alemana
Martin Bauer. También el desarrollo tecnológico de la Argentina genera visitas
de grandes productores mundiales como así también las exportaciones de
cosechadoras y el incremento de la superficie certificada. En parte se ven
mejoras tecnológicas, pero en menos superficie. Esta situación ocurre cuando
existe una situación de estancamiento, pero manteniendo los niveles de competitividad
en los mercados de destino.
Como lo indica el gráfico, las exportaciones de té Argentinas están estancadas en torno a las 75 mil toneladas desde el año 2006 y el precio, luego de la importante suba de 2013 está en continua caída.