miércoles, diciembre 9

El designado ministro de Agricultura anticipa las medidas para el sector

“Yo no llego con espíritu de revancha, llego con espíritu constructivo, aprendiendo de los errores nuestros y de los errores de la política”, dice Ricardo Buryaile, el dirigente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) que desde el jueves próximo estará al frente del Ministerio de Agricultura de Mauricio Macri. Buryaile afirma que recibió una instrucción clara del presidente electo: trabajar con todos, los pequeños, los medianos y los grandes. Crítico acérrimo del kirchnerismo durante sus seis años como diputado nacional, este formoseño de 53 años anuncia que se reabrirán las exportaciones y que se eliminarán gradualmente las retenciones a la soja, pero aclara que el Estado es un árbitro de futbol y tiene que estar presente. “El Estado debe intervenir pero no como hasta ahora, que fue socio de las grandes exportadoras”. Además, revela el nudo de las negociaciones con las cerealeras y enfatiza la necesidad de infraestructura para evitar que la ganancia empresaria llegue únicamente por vía de una devaluación.


Hubiera estado de rodillas si hubiese suspendido por 90 días los derechos de exportación, cosa que no va a hacer. Eso era pagar una tasa altísima para que liquiden el stock. El gobierno necesita cada uno de los dólares que andan dando vuelta, pero de ninguna manera va haber una claudicación.

De todas maneras es un stock que se va a liquidar después de la devaluación, con un dólar mucho más alto.

Eso ya es área de Alfonso Prat Gay y yo no puedo aventurar qué es lo que va a pasar.

Hubiera sido una claudicación inaceptable suspender las retenciones por 90 días. Necesitamos cada dólar que anda dando vueltas, pero no ibamos a pagar esa tasa altísima.
Dijo que quiere recuperar atribuciones para el área de Agricultura. ¿Cree que llega a un ministerio que no tiene poder?

Llego a un ministerio que lo vaciaron. Saca resoluciones, fiscaliza, hace actas y se las pasa a la secretaria de Comercio pero hoy no puede aplicar sanciones. Antes tenía la potestad de distribuir la comercialización de la cuota Hilton y hoy no la tiene.

Macri prometió bajar las retenciones a la soja 5 puntos por año. Pero Grobocopatel dice que si el próximo gobierno no las elimina, la superficie de siembra se va a reducir.

Es cierto. Las retenciones son un excelente mecanismo de recaudación, pero son un pésimo mecanismo de incentivo a la producción. De hecho, la superficie sembrada en Argentina no crece hace 8 años y está estancada en torno a los 100 millones de toneladas de cereales, cuando otros países están creciendo.

¿Usted coincide con los que afirman que hoy las zonas del NOA y el NEA son inviables?

Las convirtieron en inviables porque el costo del flete de Salta al puerto de Rosario es más caro que de Rosario a China. Eso hace que el NOA haya perdido casi un millón de hectáreas de siembra. Se ha concentrado la producción geográficamente: antes era 500 kilómetros alrededor del puerto de Rosario, ahora son 400 kilómetros. Entonces, las retenciones terminan tornando inviables las producciones alejadas de los puertos y tampoco sirven para desacoplar los precios internos del mercado internacional. El caso más palpable hoy es el del pan porque la incidencia del trigo en el precio del pan es del 6 por ciento. Si hoy ponemos en cero las retenciones del sector, el trigo sigue perdiendo plata, lo mismo con el maíz y en la soja en muchos casos ya se pierde porque el 60 por ciento de la agricultura está en campo arrendado.

¿Y por qué Macri no elimina las retenciones a la soja entonces, como pide el campo?

Porque tiene una incidencia enorme en la recaudación y el gasto público ha crecido de forma exponencial.

Entonces, el kirchnerismo tenía razón cuando se negaba a bajar las retenciones a la soja.

No hicieron nada para sacarlas. Y hoy no se puede hacer de golpe, cuando vos estructuraste un esquema fiscal en base a la soja.


Cuesta discernir los errores o incluso la mala intención -que el campo le atribuye al gobierno- de los condicionamientos reales de una economía atada a los commodities pero sin infraestructura.

Vos tenés competitividad por precio pero también hay otros factores como la infraestructura vial, ferroviaria y fluvial. Además, están los costos de almacenamiento y el costo de los puertos porque Argentina está considerado “puerto sucio”, que quiere decir que un barco entra pero no se sabe cuándo carga y se va. Entonces, los barcos que vienen cobran más caro. Todo eso le deja al productor un precio menor. Hay que darle competitividad a la producción pero no solamente por tipo de cambio.

El gobierno afirma que hizo inversiones en el Belgrano Cargas y el puerto de Barranqueras, en Chaco.

Falta muchísimo y hay que avanzar con el Plan Belgrano con José Cano. Además, el costo del flete fluvial es cinco veces más barato que el flete en camiones.

El Estado y los poderosos

¿Hace falta un plan de salvataje para el sector lechero?

Los productores lecheros han tenido precios internacionales muy altos pero han tenido retenciones de casi el 100 por ciento. Cuando el precio internacional era de 5000 dólares la tonelada, el gobierno puso un precio de corte en 2500 y el resto fue para constituir un fondo. Pero cuando el precio internacional bajó, no se redistribuyó nada entre los productores. Hoy hay 6 mil productores tamberos que han desaparecido. Ahora, que ha caído drásticamente el precio de la leche, el gobierno estaba dando una compensación de 30 o 40 centavos por litros de leche. Eso lo vamos a sostener.

La gran pregunta que cada uno responde según su conveniencia es quién se queda con la diferencia entre lo que recibe el productor por litro (2,30) y lo que cuesta en el supermercado (entre 10 y 12 pesos).

Se lo queda el supermercado. En muchos casos las usinas lácteas están en una situación de quebranto. (N del R: Un día después de la entrevista, Arcor compró el 25 % de La Serenísima). El mecanismo que usó el gobierno para contener la inflación fue pactar con los grandes supermercados, que se llevaron la rentabilidad de toda la cadena. Hoy el productor produce barato y el consumidor lo paga caro. Y producimos la misma cantidad de litros de leche que hace 20 años.

El Estado tiene que estar presente, pero no como hasta ahora, que estuvo presente para beneficiar a los más poderosos. El mecanismo que usó el gobierno para contener la inflación fue pactar con los grandes supermercados, que se llevaron la rentabilidad de toda la cadena.
¿Cuál es la salida que promueve el Frente Cambiemos?

El Estado tiene que estar presente, pero no como hasta ahora, que estuvo presente para beneficiar a los más poderosos. En 2008, cuando se desata el conflicto, acabábamos de cosechar 16 millones de toneladas de trigo. Pero cuando Kirchner sube las retenciones ya estaba todo sembrado. Más allá de su discurso en contra del monocultivo, el gobierno se contentó con producir cada vez más soja. Hoy el 60 % de la cosecha argentina es soja.

¿Cómo se sale del camino que profundiza el monocultivo?

Con políticas activas. En el caso de la carne, cerraron las exportaciones y produjeron una baja en el stock ganadero de 12 millones de cabezas. Hemos bajado de 750 mil toneladas de exportación a menos de 200 mil y el precio de la carne sigue subiendo. Cerraron 150 plantas frigoríficas y se perdieron 15 mil empleos. Si nosotros, reabrimos las exportaciones vamos a necesitar más maíz para alimentar a nuestros bichos y vamos a poder suplantar parte de esa siembra porque el maíz compite con la soja. Si tengo rentabilidad en las distintas producciones, en el tambo, en la ganadería, voy a sostener mi tambo y mis vacas de cría. Pero el gobierno que se va a lo único que no le puso trabas fue a la soja. Y todos hicimos soja.

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